Un complejo traumático provoca una disociación de la psique. El complejo no es controlado por la voluntad, y por esta razón posee autonomía psíquica. Su autonomía consiste en su capacidad de manifestarse con independencia de la voluntad, o incluso en oposición directa a las tendencias conscientes. Como describe Carl Gustav Jung: "La explosión de un afecto es una invasión completa del individuo, al que asalta como un enemigo" ("Problemas especiales de la psicoterapia").
Para trabajar la Clínica del Trauma, incluido el Estrés Post Traumático (TEPT), se combina la aplicación de la Terapia EMDR (acreditada con la Asociación EMDR España) con el marco que establece la Psicología Profunda. Estos métodos, provenientes de las Psicoterapias de Tercera Generación, suponen un tándem perfecto para abordar el procesamiento de experiencias dolorosas y restablecer el bienestar emocional.
Como coadyuvante, se incluyen técnicas de Hipnosis Clínica (acreditada por la Escuela de Valencia) y Técnicas de Respiración, que ayudan a reconectar con las expresiones somáticas y reprocesar la información asociada al trauma. Este enfoque tiene como objetivo proporcionar una experiencia terapéutica profunda y curativa, permitiendo una integración completa de las experiencias traumáticas.
La personalización es clave en el proceso, asegurando que cada intervención se adapte a las necesidades específicas de la persona, respetando sus ritmos y facilitando una recuperación integral.